En el mes de la Danza, los gremios de todo el mundo han puesto su energía realizando diversas actividades para conmemorar y celebrar el Día Internacional de la Danza. Se inundan de saludos los perfiles de Redes Sociales y las instituciones declaman promesas de apoyo para que el sector siga creciendo. Pero así, como en la danza existe el movimiento y la pausa, detengámonos un poco… miremos, analicemos y reflexionemos sobre la realidad de nuestro sector en nuestro país.
La danza no está ajena a las problemáticas que afectan a todo el sector artístico, específicamente a las artes escénicas, antes, durante y después de la pandemia. Carencia de espacios para trabajar, ensayar, crear, formar y presentar las creaciones artísticas, falta de recursos para producir y colocar en el mercado de las artes la creación artística y la alta precarización laboral. Quiero detenerme en este último punto en forma especial.
Una gran mayoría de quienes trabajan en el área de la danza, lo hace en forma independiente, salvo las excepciones de elencos estables como el Ballet de Santiago o el Ballet Nacional, el grueso de los bailarines subsiste dando clases de danza a honorarios, inclusive en instituciones universitarias, donde el despido de una gran cantidad de notables maestros de danza y de larga trayectoria, dejó al descubierto que ellos laboraron por más de 20 años a honorarios, sin un contrato decente que les asegurara una indemnización y/o seguro de cesantía. Por otra parte, una gran mayoría de quienes desarrollan esta actividad son mujeres, lo que se vincula, a una falta de acceso a un pre o post natal y cobertura de salud, durante el embarazo y parto.
La centralización de la enseñanza es otro punto a revisar. Las carreras de danza están, salvo la excepción de una universidad en Valparaíso, todas en Santiago, por lo tanto si no emigras, no puedes acceder a la formación profesional, quedando afuera un sinfín de talentos regionales. Sumado a ello, si no pueden acceder a la certificación profesional, las horas de danza de los establecimientos educacionales, se les otorgan a profesores de otras áreas, lo que genera a veces, la transmisión de la danza hacia las y los estudiantes centrada en el cuerpo como forma y rendimiento casi deportivo, despojándolo de la esencia de la danza en su capacidad narrativa y poética, y por sobre todo y lo más importante, de la misión que tienen las artes en sensibilizar y transportar al individuo, al contacto profundo consigo mismo adentrándose en un espacio y tiempo infinitos con la imaginación propia de las artes escénicas.
Desde ahí la urgencia de crear un Plan Nacional de Desarrollo de la Danza, ya que como existen fondos especiales para el fomento de la música y el área audiovisual, urge también direccionar fondos para abordar el desarrollo de nuestra disciplina, creando centros de formación profesional en regiones, ballet municipales en los teatros regionales y/o provinciales, como también velar por el normal desarrollo de la educación artística en el ámbito escolar. Crear un plan nacional de certificación de las academias en sus diferentes estilos y planes de capacitación, ayuda y nivelación en distintos géneros y estilos dancísticos a los cuales se pueda acceder, desde la gratuidad, con un fuerte acento en la distribución territorial.
La pandemia también dejó secuelas en la salud mental de la población, situación de la que no escapan ni escapamos los artistas de la danza, al ver truncados años de trabajo que se reducen a nada…Varias colegas profesoras de danza con bastante capacitación, de mi región Del Maule hoy se dedican a emprendimientos como hacer tortas, tener un local de sushi, vender productos cosméticos, ropa etc. para mantener a sus familias. Con mi academia cerrada y sin un horizonte laboral claro, mi cabeza da vueltas en círculos con un insomnio que me acompaña desde hace meses…lápiz en mano saco cuentas una y otra vez y termino concluyendo que los costos de abrir nuevamente la academia, desde mi situación personal, podrían terminar en “pagar por salir a trabajar”….
Aun así, resisto desde la gestión, impulsando la celebración de este día que me llena de orgullo por lo logrado en la jornada de ayer en nuestra Gala Local de la Mesa de Danza de Linares, con apoyo institucional del municipio, Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, TRM y Gore. No obstante, si alguien evitó que me hundiera en los abismos, fue la mano solidaria y amorosa que me brindaron desde La Pala, institución que me dio trabajo y una instancia para crear y volver a danzar cuando los necesité. Mención especial de agradecimiento también a las 3 bailarinas de Danzas Ancoa que me acompañan aún, en la aventura de seguir bailando pasados los 50…
Tania Gutiérrez Montero, Maestra de danza, coreógrafa, directora de la academia y compañía Danzas Ancoa, coordinadora de la Mesa de Danza de Linares e integrante del Sindicato de Artistas de la Danza.
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